Los cuatro sindicatos negociadores del IV Convenio Regional de Residencias y Centros de Día —CCOO, CSIF, UGT y USO— anuncian movilizaciones a partir de septiembre si la patronal continúa negándose a negociar medidas que pongan freno a la precariedad que afecta al sector
Los sindicatos negociadores del convenio regional de Residencias anticipan un “Otoño Caliente” ante la imposibilidad de llegar a acuerdos con la Patronal. Los cuatro sindicatos firmantes del IV Convenio Regional de Residencias y Centros de Día; CCOO, CSIF, UGT y USO, anuncian movilizaciones a partir de septiembre si la patronal continúa negándose a negociar medidas que pongan freno a la precariedad que afecta al sector.
Tras seis meses de reuniones en el marco de la mesa negociadora del IV Convenio Colectivo de Residencias y Centros de Día de La Rioja, los sindicatos negociadores denunciamos públicamente la total falta de avances significativos, motivada por la ausencia de propuestas serias por parte de la patronal. Esto evidencia que no se están tomando en serio la gravedad de la situación del sector ni la necesidad urgente de mejoras para las plantillas.
Es por ello que anunciamos que, a partir de septiembre, comenzaremos un calendario de movilizaciones dirigido a visibilizar el conflicto laboral y la irresponsabilidad de una patronal que, pese a reconocer verbalmente los problemas estructurales del sector, se niega a comprometerse con soluciones reales.
Sabemos que el sector necesita un convenio que dignifique las condiciones laborales de las plantillas, que suponga unas retribuciones económicas acordes al duro trabajo que se realiza y que haga atractivo el sector, para evitar que la gente salga huyendo a los pocos días de empezar a trabajar.
Sin embargo, todo ello supone una inversión en calidad y servicio que la patronal del sector parece no estar dispuesta a asumir, optando por seguir precarizando este ámbito a costa de la calidad asistencial, a pesar de reconocer el problema, contar con una mejora sustancial de los ingresos por plaza concertada y haber incrementado, conforme al IPC, los precios de las plazas privadas en los últimos años.
La situación actual del sector es crítica y preocupante. A la ya habitual falta de personal de los últimos años se ha sumado un importante incremento del número de plazas, las cuales, sin los recursos humanos necesarios, difícilmente pueden ser adecuadamente atendidas.
La patronal sabe perfectamente que hay días en los que no se cubren las presencias mínimas requeridas por ellos mismos en los centros de trabajo, que existen unos índices de ausencias elevadísimos por las cargas de trabajo y la falta de descanso adecuado, que se han incrementado las agresiones a personas trabajadoras, que el personal cada vez está menos cualificado ante la dificultad de encontrar personal con la titulación mínima requerida, que resulta habitual la falta de cobertura de las vacaciones del personal técnico —dejando el servicio desatendido o prestado de forma deficiente—, que el clima laboral se ha deteriorado, que la conciliación personal y laboral resulta complicadísima.
Además, las plantillas están envejecidas ante la falta de relevo generacional, que el salario de una persona gerocultora (que suponen más del 60% de las plantillas) es de apenas 17 míseros euros por encima del SMI, que las categorías más bajas como el personal de lavandería, recepción, limpieza o pinches de cocina ni siquiera alcanzan el SMI y ven cómo se les absorben sus pluses por esta razón, que el personal técnico y administrativo mantiene salarios muy por debajo del mercado, etc.
En resumen: nadie quiere trabajar en un sector durísimo, tanto física como psicológicamente, en el que las condiciones laborales, económicas y no económicas, resultan ser pésimas. A los bajos salarios —que, además, muchas veces llegan tarde y mal— se suma un número machacante de días y horas de trabajo anuales (concretamente 1.779), una elevada carga de trabajo fruto de las infames ratios de personal existentes y los innegables problemas de conciliación que supone trabajar a tres turnos, de lunes a domingo y festivos, con escasos descansos semanales.
Por todo ello, los sindicatos que formamos parte de la mesa negociadora del convenio consideramos que el sector necesita una serie de mejoras de gran calado, que han sido incluidas en las plataformas presentadas a la patronal —quien ya nos ha manifestado que ve imposible asumirlas—, entre las que destacamos las siguientes:
- Es necesaria una subida inminente de al menos un 25% en los próximos tres años, para equiparar los salarios al mercado laboral.
- Resulta inmediata y obligatoria una bajada de horas anuales de trabajo que nos equipare a las 37 horas semanales, e ir reduciendo paulatinamente hasta alcanzar las 35 horas semanales.
- Se requiere complementar al 100% las bajas por contingencias profesionales (tal y como se recoge en el convenio estatal) y comunes. Convertir la excelente prevención de riesgos que recoge la documentación en excelencia preventiva en la práctica, y ser rigurosos en su aplicación. Oferta formativa incentivada y motivadora, con control posterior de su aprovechamiento, comprensión y aplicación.
- Son necesarias más y mejores medidas de conciliación familiar y laboral, como tiempo retribuido para acompañamiento a consulta médica de familiares, ampliación del permiso de lactancia, ampliación de los días de libre disposición, ventajas en servicios de guardería, etc.
- Es imprescindible mejorar las ratios de personal por usuario y vincularlas a las presencias, no a los contratos. Los descansos semanales deben ser de mínimo dos días continuados, para permitir una adecuada desconexión. Exigimos el cumplimiento estricto del derecho a desconectar, y que las empresas no llamen constantemente a las plantillas en sus días libres. Necesitamos calendarios con menos días de trabajo al año, para no tener la sensación de vivir en el centro de trabajo.
- La jubilación ordinaria no debería superar los 65 años, y se han de adoptar medidas para complementar la anticipada. Es necesario exigir la aceptación de las jubilaciones parciales y la posibilidad de no trabajar turnos de noche a partir de los 55 años… entre otras mejoras.
Es por todo esto que el sector está al límite. Si la patronal y la administración no reaccionan de inmediato, se verán directamente señaladas como responsables del deterioro irreversible de los cuidados en nuestra comunidad autónoma. Por ello, desde el mes de septiembre se empezarán a llevar a cabo medidas tendentes a dar visibilidad a los problemas que el sector viene arrastrando desde hace tiempo.
Las personas trabajadoras del sector de la dependencia, residencias y centros de día de La Rioja se merecen mejores condiciones laborales, para poder prestar un mejor servicio a los usuarios de los centros, para que su innegable esfuerzo y dedicación se vean recompensados, y para conseguir hacer atractivo el sector. ¡Y es por ello por lo que la parte sindical estamos y seguiremos defendiendo un convenio de Residencias y Centros de Día de La Rioja digno y con derechos!