El Gobierno ha remitido a las Empresas Publicas –entre las que está Correos- un documento con pautas para disciplinarlas en el desarrollo de la negociación colectiva. En la deriva de esa sinrazón a la que ya nos tiene acostumbrados este Gobierno ha añadido un nuevo elemento a esa alergia patológica que mantiene desde el principio de la legislatura hacia lo sindical. Ahora se trata de una desconfianza implícita hacia los directivos responsables de la gestión de lo público por si acaso tienen la tentación o debilidad de negociar y llegar a acuerdos en las negociaciones respectivas. Es evidente que, cuando se echa mano de la disciplina con ese calado incluyendo el bombo y platillo en los medios de comunicación es porque no se tiene confianza en los subordinados.
Por lo visto no somos únicamente sindicatos y trabajadores los sospechosos de pretender tener derechos salariales y laborales dignos. Al parecer el Gobierno extiende la sospecha a los directivos de empresas públicas hasta el punto que necesita publicitar un aviso a navegantes indisciplinados.
Hoy en Correos la Dirección ha explicitado ante la mesa del Convenio dichas consignas del gobierno para que nos atengamos a ellas en la negociación del Convenio Colectivo y Acuerdo que debe regular las condiciones del personal laboral y los funcionarios postales en los próximos años.
Por lo escuchado hoy, es evidente que el Gobierno sigue abusando de la demagogia torticera trasladando la imagen de que los trabajadores del ámbito público son unos privilegiados en el contexto de la crisis económica y por ello resulta fácil y hasta rentable ante la opinión pública tomar medidas coercitivas y de penalización salarial con los empleados que viven de una nómina.